Churchill, ese animal político tan aficionado a las máximas populistas y cuyo narcisismo le llevará a ejercer de aprendiz de brujo en cuestiones militares (cuenta en su haber con pifias tan sonadas como la intervención en Grecia en 1941 y en 1944, la ocupación de Siria y Líbano, el envío a Extremo Oriente del Prince of Wales y del Repulse, y un larguísimo etcétera), comenzó a considerar que los comunistas eran el enemigo común (¡su enquistada fobia!), no los nazis. Una vez conquistado Túnez (mayo de 1943) su auténtica obsesión pasará a ser saltar sobre los Balcanes, en oposición al proyecto norteamericano de invadir Cerdeña, como paso previo al asalto anfibio de la Provenza francesa.
Finalmente, se alcanzará un compromiso obvio: Italia, con la posibilidad más que factible de sacar de la guerra a los poco entusiastas italianos. No obstante, el primer ministro británico no cesará, durante el año y medio siguiente, de insistir en su anhelada operación Gelignite, el desembarco en Dalmacia partiendo de la costa italiana del Adriático. Una vez concluida la operación Husky con la ocupación de Sicilia, el Estado Mayor alemán, tras la exitosa evacuación de Sicilia se planteó cuál podía ser la estrategia a seguir para contrarrestar los planes aliados. Rommel postulaba retirar todas sus fuerzas al norte, argumentando que la península era indefendible debido a los extensísimos flancos y a la superioridad naval y aérea aliada. ¡El zorro y sus ideas de bombero torero, que más que zorro merecía ser apodado el galgo por su propensión a retirarse lo más rápidamente posible! No obstante, el mariscal Kesselring, menos derrotista, creía que podría fijar a un número muy superior de unidades enemigas con unas pocas divisiones gracias al terreno montañoso de la península, retirándose gradualmente hacia líneas de defensa establecidas de antemano. Hitler, siempre partidario de la defensa a ultranza, adoptó el plan de Kesselring, con buen criterio para su bando, pues abandonar la península al sur de Génova suponía dejar al alcance de los aliados la unión con el Ejército Rojo en los Balcanes, y a través del pasillo de Liubliana alcanzar el corazón del Reich: Munich, Viena… privando además a los alemanes de la potente industria del norte de Italia, y, aún más importante, disponer de inmejorables bases aéreas desde las que atacar la vital cuenca petrolífera de Ploesti, en Rumania.
Las operaciones contra la Italia continental dan inicio con los poco coordinados desembarcos de Calabria y Salerno, el cual no acaba por poco en humillante desastre gracias al mando del «Rayo de la Guerra», Montgomery, cuyo avance por el sur de la bota italiana fue calificado por Mussolini como ofensiva caracol, (el Duce: consejos vendo, pero para mí no tengo), que, en su esencia, como recuerda Alex Bowlby, los tommies avanzaban cantando “¡No me paso el día dando el callo, porque no estoy hecho para esto!» y luego los vagos somos los «bloody Spaniards«, cría fama…
Y tras narrar las tribulaciones de británicos e italianos, una vez puesto el pie en Europa, daremos un somero vistazo a las líneas de defensa alemanas construidas para defender la península al sur y al norte de Roma que consiguieron ralentizar el avance aliado durante cerca de dos años.
La Línea Bernhardt
Tenía como avanzadilla la línea Bárbara. La línea B, o Bernhardt, realizaba una curva entre San Pietro y Monte Sammucro al norte del río Sangro. De unos 14 km de profundidad, tenía como puntos de resistencia destacados elevaciones como Monte Cecina, Cresta del culo al aire, la defensa, montaña asesina, Hoz de Mignano, curva del muerto, Rotondo, Lungo. Su conquista obligó a los aliados a emplear cuantiosos medios y a sufrir notables pérdidas humanas bajo lluvias torrenciales y los primeros fríos del otoño (octubre-diciembre de 1943).
La Línea Gustav
Si la línea Bernhardt era poderosa, podía calificarse de avanzadilla en comparación con la línea Gustav. Denominada en algunos puntos línea de invierno o línea Helena, se apoyaba en los ríos Garellano y Rápido, y estaba fortificada con torretas de carros enterradas (incluyendo algunas torretas de Panther, búnkers de cemento armado, alambradas y campos de minas, entre las que destacaban por su letalidad las minas schu, con escasos componentes metálicos y por tanto muy difíciles de detectar). La profundidad era de varios kilómetros, y llegó a estar guarnecida por cerca de 16 divisiones entre primera línea y reserva inmediata. Su punto de resistencia más afamado será la célebre abadía de Monte Cassino, en el valle del Liri.
Los primeros ataques contra la línea Gustav fueron lanzados los meses de enero y febrero de 1944, pero ante la solidez de la defensa hizo que los aliados intentasen desbordarla con un desembarco a retaguardia: fue el desembarco de Anzio-Nettuno, el 22 de enero de 1944. No obstante, los alemanes reaccionaron con rapidez, estabilizando la cabeza de playa ante la sorprendente pasividad de los angloamericanos, con lo que la batalla de Anzio se convierte en otro choque de carneros. No será hasta finales de mayo cuando el cuerpo expedicionario francés consiga romper el frente atacando por un punto considerado infranqueable y enlazando con la cabeza de playa para luego marchar sobre Roma, mientras el cuerpo polaco de Anders consigue finalmente conquistar la abadía de Montecassino.
Para hostigar la cabeza de playa de Anzio, los alemanes contaban con dos gigantescos cañones de 21 metros de longitud montados sobre raíles, denominados Robert y Leopold por los alemanes y Anita y Pedro silbador por los aliados. Los cañones disparaban y cuando se presentaba la aviación aliada se ocultaban en un túnel ferroviario de Campillo. Tras disparar hasta 600 proyectiles contra blancos terrestres y marítimos, fueron abandonados en la retirada hacia el norte1.
Línea Hitler
Inicialmente llamada línea Hitler, no tardarán en cambiarle el nombre a esta línea por Línea Senger para no ponérselo fácil a la propaganda aliada en caso de que fuera tomada (justamente Hitler, quien perdió un ejército en 1942 por el efecto hipnótico que le producía la ciudad llamada como su archienemigo). Construida a escasos kilómetros de la retaguardia de la línea Gustav, la línea Hitler iba de Terracina, en el Mar Tirreno, hasta 20 kilómetros al este de Piedimonte. Cuando los aliados rompan la línea Gustav, la inercia arrollará también la Senger con los últimos impulsos de las ofensivas Dickens y Diadem.
La Línea César
Última línea de defensa de la capital italiana, construida por 10.000 obreros. Algo más improvisada, contaba con trincheras de 2 metros de profundidad y numerosos nidos de ametralladoras y tobruks(2) para morteros. Los aliados la asaltan frontalmente con escaso éxito con dos divisiones de infantería (la 34ª y la 45ª) y la 1ª Acorazada, todas ellas estadounidenses. Finalmente será flanqueada por la 36ª División, que consigue infiltrarse entre dos ejércitos alemanes por el pasillo de Velettri. Pese a las muchas controversias, resulta imposible definir qué unidad fue la primera en entrar en la ciudad eterna, pues se realizó por varios puntos a la vez. Un miembro de una unidad de élite cuya cultura no iba pareja a su experiencia bélica comentó al pasar delante de las ruinas del Coliseo romano ¡no pensaba que nuestros bombardeos hubieran causado tantos daños!
La línea Albert
Conocida como línea Trasimeno por los aliados, tenía como avanzadilla la línea de Viterbo, que desde cerca de Perugia iba a la ciudad amurallada de Chiusi a través de Sanfatucchio hasta la orilla sudoeste del lago hecho célebre por la victoria de Aníbal durante la 2ª guerra púnica. Guarnecida por tres divisiones y media, entre la que destacaba la 1ª División paracaidista, y contaba con el apoyo de la artillería y nebelwerfer(3) (lanzacohetes) de la Panzer División Hermann Göring. En los primeros combates en las estribaciones de la línea caerá abatido por un francotirador el teniente Allen T. Brown, hijastro del general George C. Marshall.
Los intentos de los aliados de copar al enemigo antes de que este pueda retirarse y hacerse fuerte en la siguiente línea defensiva aún más formidable resultarán infructuosos una y otra vez.
La línea Gótica
De Pesaro en el Adriático serpenteaba al norte de Florencia hasta el Tirreno a unos 20 km al sur de la Spezia. Defendida por dos ejércitos alemanes (10º y 14º) tenía como puntos fuertes destacados: Tres colinas, Verde, Il Giogo, Futa, Monte Canda, Raticosa, Montepaino.
Tras un primer ataque de tanteo, los aliados lanzan el 25 de agosto de 1944 la operación Olive. El esfuerzo principal tendrá lugar el 12 de septiembre en el punto de unión entre ambos ejércitos alemanes, al tiempo que el 5º Ejército de Truscott ataca por la costa toscana y el 8º Ejército (MacCreery) por el Adriático, obligando a sus defensores a retirarse a la línea de Rímini (entre Coriano y San Fortunato) que bordeaba la frontera norte de la pequeña república de San Marino, ciudad que será tomada finalmente por la brigada griega.
Pese a las cuantiosas pérdidas, las lluvias de otoño colapsarán todo intento de explotación. Las fuerzas aliadas, cansadas y muy mermadas, han tenido que ceder sus mejores divisiones al frente del norte de Europa, y las escasas unidades de reemplazo no están a la altura de sus antecesoras. Algo similar les ocurre a los alemanes, que, pese a contar con unidades excelentes, están escasos de material y algunos de sus batallones no cuentan más que con 250 hombres y las unidades acorazadas sólo con un puñado de carros en estado operativo.
La línea Gengis Khan
Situada a orillas del río Senio, se apoyaba al este en el ancho pero poco profundo lago Comacchio, extendiéndose al oeste de Bolonia y cortando la carretera 16 en dirección a Ferrara. Apoyada por los numerosos muros de contención de los cursos fluviales, tenía numerosos sectores de fuego cruzado contra los que se emplearán con notable éxito los cocodriles (carros lanzallamas británicos).
El asalto de la línea dará comienzo el 1 de abril de 1945 con un ataque de comandos británicos a través del lago Comacchio que logrará desbordar las fuertes posiciones de Argenta. Mientras, al oeste, dos semanas más tarde (mediados de abril) el 5º Ejército arrollará las defensas alemanas, entrando en Bolonia el 20 de abril. Cinco días más tarde lo harán en Parma y Verona y dos días después en Génova. Los alemanes cruzarán el Po en gran número pero abandonando casi la totalidad de sus vehículos y material pesado. Tras esta última línea organizada se extendían las líneas del Adigio, Veneciana y Alpina que serán tomadas sin ningún tipo de dificultad por el 8º Ejército de MacCreery por hallarse ya totalmente desguarnecidas.
Epílogo
“Por muy larga que sea la tormenta el Sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”
Khalil Gibran
La campaña italiana será la más dura y prolongada del frente occidental. A la imposibilidad de maniobra debido a la estrechez de los ejes de avance habrá que añadir la carencia de medios anfibios para tratar de desbordar los flancos de las bien asentadas posiciones alemanas, que irán, hasta la primavera de 1945, replegándose siempre en orden y dispuestos al contraataque, aprovechando de forma experta las alturas y una orografía infernal plagada de terrenos pantanosos, serpenteantes torrentes y un sistema viario herencia del César Augusto. Las fuerzas aliadas, aunque contaron con superioridad de 4 a 1 en hombres y mucho mayor en medios, no pudieron o supieron sacar partido de ello, pese a que algunos hagiógrafos afirmasen que fijaron muchas unidades alemanas ¡sí, y tres veces más unidades aliadas, que una vez finalizada la campaña de Normandía (junio-agosto 1944) acusarán una acuciante falta de tropas en primera línea en todos los frentes! El orden de batalla alemán en Italia incluye unidades de primerísimo orden, aunque diezmadas y mermadas que luchará durísimamente en Cassino, Ortona y Argenta, plantando cara a lo más granado de las fuerzas aliadas infundiéndoles merecido respeto, y más cuando se apoyaban en carros Tiger y Elephant(4) emboscados.
A diferencia del noroeste de Europa, la armada aliada será un apoyo imprescindible para impedir cualquier intento de ofensiva de los panzer por las llanuras costeras (parece que Rommel debía estar convaleciente de alguna de sus múltiples enfermedades a la hora de metabolizar esta lección) (5). Por el contrario, la Luftwaffe, aunque en franca inferioridad, será mucho más activa que en Normandía(6), no sólo por sembrar el caos en las aguas del golfo de Nápoles con sus bombas radio dirigidas, sino también por raids como el efectuado el 2 de diciembre de 1943 contra el puerto de Bari, que consiguió hundir 16 barcos aliados (un día antes, el vicemariscal del aire Arthur Coningham había declarado que “tomaría a insulto y afrenta personal que la aviación enemiga intentase la más insignificante acción”)
La lucha de los partigliani italianos, con 80.000 combatientes en los montes y 65.000 resistentes en los núcleos urbanos se caracterizará por venganzas y ajustes de cuentas y por una escalada de represalias y contra represalias que llevará al mariscal Kesselring a ordenar fusilar a 10 italianos por cada alemán muerto por la resistencia. El bando aliado no quedará exento de atrocidades, destacando en ello el cuerpo expedicionario francés, que cometerá centenares de violaciones contra la población civil italiana. Sirvan como ejemplo dos extractos de memorias de combatientes norteamericanos: “una chica de 15 años fue violada por 18 marroquíes; en el pueblo de Ceccano se repitieron 75 casos similares”, o la más esclarecedora: “acudimos como cruzados a salvar a Europa de cosas como ésta. Si permitimos que esto continúe habremos perdido aquello por lo que luchamos”.
Como pronto comprobará toda Europa al completo, los tiempos de la Krieg ohne hass (guerra sin odio) habían terminado, y las infraestructuras y patrimonio italiano serán víctimas de la gran versatilidad alemana para la destrucción, además de las bajas que la Totaler Krieg causaba entre la población civil, y la miseria y sordidez de la lógica corrosiva de la guerra: miles de mujeres italianas que se vieron abocadas a la prostitución debido al total desabastecimiento de la población civil, pasando por los soldados que pagaban estos “servicios” con billetes de juguete, asegurando que eran bonos de racionamiento, dan testimonio fehaciente de que conceptos como “buenos” y “malos” dejan de tener un sentido coherente en la vorágine de la violencia humana.
Las enfermedades, serán endémicas debido al mal tiempo, frío, lluvia y barro y la lucha constante y sin pausa. La logística será el talón de Aquiles de ambos bandos: los aliados y su sensación de ser “el frente pobre” y los alemanes, que llegarán a pagar 1.000 cigarrillos al combatiente que capture una lata de combustible. Cuando por fin las armas callen no sólo en la bota sino en todo el continente, no habrán desfiles ni homenajes por la vía Appia.
Notas
1. Los norteamericanos capturarán uno en perfectas condiciones de uso que hoy se encuentra en el museo de armamento de Arligton (USA) y otro profusamente saboteado que será donado al gobierno francés que lo emplazará en el museo batería Todt de Calais, donde todavía hoy puede visitarse.
2. Pozos de cemento armado fuera de la línea de visión y sólo detectables a escasísima distancia, solían albergar una MG o un mortero. Su nombre tiene origen en el famoso asedio del Afrika Korps a la fortaleza de Libia defendida con bizarría por el ANZAC.
3. Lanzacohetes múltiple de 150mm o 210mm. Una copia ad hoc del Katiusha “Catalinita” soviético, también conocido como órganos de Stalin.
4. Único teatro occidental en que operó este poderoso caza-carros. Su bautismo de fuego fue en Rusia, en julio de 1943, en el flanco norte de la ofensiva de Kursk: la poco rigurosa propaganda soviética afirmaba que numerosos carros de este modelo fueron destruidos por equipos de infantería, algo que hoy ha quedado ampliamente desmentido. Su blindaje frontal era superior al de algunos cruceros ligeros de la Primera Guerra Mundial.
5. El mariscal abogó siempre por tener sus unidades panzer cercanas a las playas de Normandía, despreciando el inmenso poder de la artillería embarcada de la marina aliada; cierto que los Jabos (Cazabombarderos) eran un insistente y constante incordio, pero tanto la Luftwaffe, como la Flak (Art. a/a) y los fallos humanos y mecánicos se podían cobrar su tributo, en el caso de la marina su riesgo era de cero absoluto. Lo curioso de la polémica es que los tanques alemanes de la 21ª Div llegaron a la playa de Juno al atardecer del mismo Día D; tuvieron el tiempo justo de hacer un saluttone a las tropas canadienses y retirarse con rapidez hacía Caen antes de que los ociosos artilleros de la Navy tuvieran ocasión de practicar un intenso ¡Tiro al panzer!
6. Frente a Salerno hundieron 4 transportes y 7 lanchas de desembarco e inutilizaron a los destructores Loyal y Nubian, los cruceros Uganda, Philadelphia y Savannah y al acorazado Warspite. Pero su éxito más rotundo fue el hundimiento del acorazado italiano Roma y la avería de su gemelo Italia, ex Littorio.